25/11/07

Vida rural

El Cerrillo
Esta localidad rural se encuentra a 12 km de Rengo. Es un sitio muy atractivo por algunas de su particularidades: una calle serpenteante que mantiene aún sus casas de adobe y tejas. Un importante sector presenta veredas techadas que son los aleros de las mismas casas de los vecinos por donde los transeúntes pueden protegerse de la lluvia. Un paraíso para los fotógrafos de este tema. También se puede acceder al cerrito San Juan en cuya cúspide se instaló hace muchos años una imagen de gran tamaño de una virgen. Desde allí se puede ver todo el pueblo, el imponente cerro Huilquío y el horizonte hasta Rengo.
Un lugar de gran belleza de fácil acceso: hay locomoción colectiva a cada momento.
Un buen panorama para un fin de semana en familia.

2/11/07

EN LA CORDILLERA DE LOS ANDES

Fue en 1993. Con Manolo y Juanín nos preparamos para llegar hasta la Laguna de Los Cristales. El año anterior había colgado mis botines (bototos) en un árbol de El Vollenar porque estaban resecos y ya no me servían. Cuando perdí pié preferí tirame al agua fría para no tener problemas con el cuchillo tipo "Rambo" que estaba en una roca más abajo. Así que hice una fogata, una gran fogata para secar mis zapatos, pero quedaron resecos y hartas llagas me hice antes de conseguir un "coleto" (colectivo) que nos llevara de vuelta a la ciudad. Este año ascendimos el camino que nos llevaría hasta la la laguna. Nuestra idea era descansar en La Higuera y luego, rumbear hasta el fin de la cordillera, pero apareció un enjambre de abejas"chaqueta amarilla" que hasta nos impedían comer.
Así que retomamos la caminata en plena tarde de febrero hasta llegar al campamento minero. Allá no había amenazas, así que descansamos, nos alimentamos y ascendimos hasta la laguna atravesando el túnel "Camichy".
La laguna es un estanque artificial que una compañía alemana realizó alrededor de 1972, como parte de un proyecto de regadío para la zona. Es una extensión de agua verde, maravillosa. Juanín y Manolo se zambullieron, como parte de un ritual del visitante, según dijeron, pero hubieron de salir más que apurados ya que el agua, aunque en verano, es heladísima. Yo, con mis pies llagados, pero con más orgullo que valor, soporté el calvario de esa caminata cordillera arriba, pero feliz, inmensamente feliz de estar allí, en plena cordillera de los Andes, uno de los accidentes geográficos más hermosos del planeta (una parte nos tocó a nosotros, los chilenos).